Como hemos mencionado en diversos blogs, las plantas aportan grandes beneficios para las personas. Y en esta ocasión hablaremos de los árboles frutales pues, además de ser una gran fuente de alimento, aportan sombra, soporte para plantas trepadoras y madera.
Es por esto que en este blog te presentaré a estos maravillosos árboles, las condiciones que requieren para crecer, cómo sembrar, los tipos de frutales que existen, cómo reproducirlos y una ficha técnica de los árboles frutales que puedes cultivar con sus respectivas características.
Contenido
Condiciones de los árboles frutales
Los árboles frutales son aquellos que producen un fruto, ya sea carnoso o seco. Estos frutos son totalmente aptos para el consumo humano y en el interior de ellos se encuentran una o varias semillas.
Las características de estas varían según el tipo de árbol:
- De fruto carnoso y hueso: a estos frutales se les conoce como drupas y la semilla se encuentra dentro de un hueso duro al que se le conoce como carozo. Estos pueden ser los ciruelos, mangos, melocotoneros, cerezos y olivos.
- De fruto carnoso y varias semillas: a este tipo se le conoce como pomos y al igual que el anterior, el fruto es carnoso. Estos pueden ser los manzanos, los perales, el níspero, el membrillero, entre otros.
- De frutos secos o duros: estos frutos se encuentran dentro de una cáscara de consistencia dura. En esta variedad puedes encontrar el castaño, el nogal, el avellano, el almendro, entre otros.
- De frutos exóticos: son frutos tiernos cuya estructura es variada y no entran en las categorías anteriores. En esta variedad están los mandarinos, las naranjas, los limones, el papayo, las higueras, entre otros.
Estos árboles frutales, a diferencia de los vegetales, tienen la ventaja de producir alimento por muchos años. Claro, siempre y cuando se mantengan las condiciones necesarias para que este pueda crecer, desarrollarse y mantenerse en buen estado.
¿Cuáles son las necesidades de los árboles frutales para poder desarrollarse?
Todo árbol frutal requiere de unas condiciones atmosféricas precisas para poder tener un rendimiento de calidad y en buena cantidad. Por este motivo debes escoger muy bien el lugar en que quieres sembrar tu frutal, siempre teniendo en cuenta la especie que vayas a cultivar.
En caso de que quieras tener una producción más industrializada de estos árboles, la implementación de invernaderos, muros, rompevientos, entre otros objetos de protección, te será muy útil. Aunque pueden ser procesos un poco costosos, pero todo depende de ti y tus necesidades.
No olvides que siempre debes tener en cuenta que cada especie de frutal demanda unas necesidades determinadas, sobre todo con el suelo y el clima. Pero no te preocupes, a continuación, te explicaré los aspectos que debes saber para mantener tu árbol frutal en las mejores condiciones.
El clima
Según su especie y variedad debes tener en cuenta las temperaturas máximas y mínimas de la zona en la que vives, la intensidad de la luz solar y la cantidad y distribución de las lluvias.
También es importante que estés al pendiente de las nieblas, la frecuencia de los granizos y la intensidad que tenga el viento.
La temperatura
Hay que tener cuidado con las temperaturas muy extremas, pues los árboles se pueden resentir por fuertes heladas o exceso de calor. En algunas ocasiones, la parte del fruto que está más expuesta a la luz solar directa se presentan manchas o quemaduras. Esto hace que el fruto se eche a perder.
Si, por ejemplo, ubicas tu árbol frutal en la sombra para realizar la poda de este y de inmediato lo pones a la luz solar directa, las hojas, los troncos y las ramas se pueden ver afectados por el exceso de calor.
Por otro lado, hay especies de frutales que pueden resistir el frío, sin embargo, esto depende de su vigor, salud y edad. Debes tener presente que los límites de resistencia pueden variar al momento en que aparecen los fríos, la duración de estos, la presencia de nieve, la humedad, del hielo al deshielo y el aire.
Las bajas temperaturas no representan gran amenaza siempre y cuando no aparezcan de repente. Aquellas heladas tardías de la primavera también representan un riesgo para los frutales, pues en esta temporada están iniciando la vegetación y terminando su hibernación. Los tejidos jóvenes de los árboles en crecimiento son muy sensibles a las bajas temperaturas.
La luz
Este aspecto es de vital importancia para las plantas en general, pues actúa en los procesos de fotosíntesis, transpiración, respiración y demás actividades que estas realizan para desarrollarse.
Es muy importante que tus árboles frutales reciban la luz adecuada en cada parte de él, claramente sin llegar al exceso para evitar daños en el frutal.
El agua
Factores naturales como la lluvia, la nieve, el rocío, la niebla y el granizo tienen una acción tanto benéfica, como perjudicial para los árboles frutales.
La lluvia es el principal suministro de agua para el suelo en el que se encuentran los frutales, además ayudan a reducir los gastos innecesarios de este recurso en los riegos.
Sin embargo, cuando es excesiva puede perjudicar el estado de floración del árbol, pues entorpece la germinación de las flores e impide que los polinizadores lleguen a tomar el polen.
La nieve también es beneficiosa para el árbol, siempre y cuando no esté acompañada de vientos helados. Pues esto puede contribuir a la formación de costras de hielo en las ramas y perjudicar al frutal. Si la nieve es muy espesa puede producir desgarros y cortes en las ramas.
La niebla tiene un papel negativo, pues obstaculiza la fecundación de las flores y da lugar a enfermedades criptógamas, es decir, la ausencia de flores en las plantas. Lo que puedes hacer es evitar cultivar tu árbol frutal en zonas propensas a nieblas.
El granizo es perjudicial en el periodo vegetativo de las plantas, pues produce grietas en la corteza, daña los brotes tiernos y puede arrancar o dañar los frutos. El grado de afectación depende de la época en la que se esté y la intensidad del granizo, su tamaño y duración.
El viento
Los vientos violentos pueden causar grandes daños en los árboles frutales como la caída de las flores y los frutos, y también, el rompimiento de las ramas. Si vives en una zona cerca al mar, el viento puede arrastrar sales perjudiciales para los frutales.
Pero para evitar esta situación, puedes sembrar plantas rompevientos, de esta manera puedes proteger tus frutales y demás plantas que tengas. Estas especies rompevientos deben ser de un crecimiento rápido, capaces de alcanzar alturas considerables, vigorosas y resistentes a enfermedades.
El suelo: tu árbol frutal se puede desarrollar de la mejor manera en suelos frescos, con una buena cantidad de sustancia orgánica, profundos y permeables. Los componentes del suelo tales como arcilla, cal, arena y las sustancias orgánicas, deben estar en las proporciones adecuadas.
Dichas proporciones varían según el frutal a sembrar, por ejemplo, el ciruelo se puede desarrollar en un suelo arcilloso o suelto, incluso en suelo ligero y silíceo. De esta manera las raíces del frutal tendrán la posibilidad de desarrollarse, alargarse en profundidad y absorber el agua que necesiten en temporadas de sequía.
En un blog anterior sobre cómo empezar a sembrar te comentaba sobre una técnica que puedes emplear para saber el tipo de suelo que tienes en tu jardín. Recordemos el paso a paso de esta técnica.
¿Cómo cultivar un frutal?
Ya que conoces los aspectos a tener en cuenta para que el árbol frutal pueda crecer sin problemas, te explicaré cómo los puedes sembrar y el cuidado que les debes dar.
Se puede sembrar un frutal por semillas o injertos, esta última opción es la más utilizada porque tiene mayor éxito que la primera.
Más adelante te explicaré a profundidad estas dos opciones. Sin embargo, es preferible que tengas el frutal que quieras sembrar ya desarrollado por injerto, pues en ese punto cuenta con las raíces más adecuadas para su adaptación en el suelo.
Una opción es comprarlos ya desarrollados, de esta manera solo tendrás que preocuparte por mantener las condiciones adecuadas para que pueda crecer el frutal. Una vez tengas el árbol, es importante que sumerjas unos minutos las raíces en una mezcla pastosa de agua y tierra arcillosa antes de sembrar.
Si están muy resecas las raíces, puedes dejarlas por 24 horas en esta mezcla. Debes asegurarte de quitar aquellas que estén secas, rotas o muy largas para que no haya inconvenientes al momento de plantar el árbol.
Para la plantación, vas a hacer un agujero de unos 50 a 60 cm de profundidad por unos 50 cm de ancho. La tierra extraída la vas a mezclar con 2 a 4 kg de abono orgánico para aportarle al suelo los nutrientes necesarios. No olvides las condiciones del suelo que te mencioné antes.
Puedes clavar una madera o estaca que sirva para sostener o sujetar el árbol frutal en sus primeros pasos de crecimiento. Así evitarás que se desprenda del suelo a causa de fuertes vientos u otros factores.
Seguido a esto, vas a sembrar el frutal rellenando los espacios de manera uniforme con la mezcla de tierra para evitar burbujas de aire. Recuerda dejar el punto de injerto al menos 5 cm por encima de la superficie. Es aconsejable plantar los frutales a finales de invierno para evitar las heladas.
Más adelante te explicaré a profundidad en qué consiste la siembra por injerto, sin embargo, en términos generales, es la unión del portainjerto (contiene las raíces) y la variedad (contiene las ramas, hojas, flores y frutos). Dicha unión es la que se conoce como punto de injerto.
¿Cómo se reproducen los árboles frutales?
Los árboles frutales, como te comentaba antes, se pueden reproducir de dos maneras, por semillas y por injertos. Con respecto a las semillas, el proceso es igual al que ya hemos comentado en otro blog sobre cómo sembrar frutas y hortalizas. Las siembras en un semillero con el sustrato adecuado y los riegos regulares hasta que germinen.
Sin embargo, las semillas de estos frutales no siempre se desarrollan y si lo hacen, tardan mucho en dar frutos o simplemente no lo dan. Por este motivo, se usan las semillas para crear el patrón o portainjerto que se usa en la reproducción por injerto.
El portainjerto es el que desarrolla las raíces del frutal y en este se adiciona la otra parte del árbol llamada variedad. En esta parte se encuentran las ramas, las hojas, las flores y los frutos. Y este conjunto es el proceso de reproducción por injerto.
Se le conoce como injerto a la unión de una parte de una planta con otra, las cuales se fusionan para desarrollarse en conjunto y como 1 sola planta. Los árboles que se reproducen de esta manera tienen la ventaja de mantener las cualidades de la planta madre, lo que no pasa con las semillas.
Para este proceso se emplean 2 tipos de injerto, de púa o trozo de rama de 1 año y de yema con o sin madera adherida. Existen varias maneras de juntar estos injertos con los portainjertos, te mostraré 2 de ellas.
El primero es el injerto de corona y se emplea para el injerto de púa. La preparación es sencilla, tal y como se muestra en la imagen, al final para asegurar la variedad puedes usar pasta mastic para proteger las partes cortas o cinta para injertos.
El segundo es el injerto de escudete y se emplea para el injerto de yema. También puedes usar la cinta para injertos de tal manera que puedas asegurar la yema al portainjerto.
Recuerda que puedes hacer este proceso de injerto en primavera para los injertos de púa y a finales de verano para los injertos de escudete o yema. Además de tener en cuenta los aspectos que te mencioné desde el inicio con respecto a los cuidados y las condiciones para sembrar los árboles frutales.
Cuidados de los árboles frutales
Una vez terminada la plantación de tu árbol frutal vas a tener en cuenta los siguientes aspectos para su cuidado.
Riego
El primer riego después de la plantación debe ser abundante y periódico para fijar la tierra a las raíces del frutal. La guía que puedes tener para saber en qué momento se debe volver a regar es cuando los primeros 6 cm de la tierra estén secos.
A medida que va creciendo el árbol, los riegos serán más espaciados y dependiendo de si hay lluvias o no.
Poda
Es importante realizar una poda luego de sembrar para ir dando forma a tu árbol. Después harás este proceso a finales de invierno o durante el verano y el otoño, cuando aún no hayan aparecido los primeros brotes ni las hojas de la temporada. También puedes podar justo después de recolectar la fruta.
Existen 4 tipos de poda:
- Poda de formación: se realiza en los 4 primeros años de vida del frutal con el objetivo de darle una forma específica.
- Poda de limpieza: esta se realiza todos los años para eliminar las partes dañadas del árbol y las ramas secas.
- Poda de fructificación: también se realiza cada año con el objetivo de preparar el árbol para la cosecha del siguiente año.
- Poda de regeneración: no es muy habitual ya que se emplea para árboles viejos y a los que se les quiere promover la producción de nuevos brotes.
Fertilizante
Es un aspecto muy importante para el cuidado de los árboles frutales ya que requieren de nutrientes necesarios que ayudarán a que los frutos sean ricos y sanos.
Como te comentaba anteriormente, al momento de sembrar el frutal debes mezclar la tierra con abono orgánico, a este se le conoce como abono de fondo. Luego vas a agregar el abono o fertilizante de tu preferencia, ya sea sólido o líquido, cada 4 meses durante todos los años de vida del frutal. A este se le conoce como abono de mantenimiento y debes hacerlo antes de la floración.
Plagas
Los frutales pueden ser muy propensos a sufrir de estas molestas plagas. Sin embargo, puedes evitar que ataquen al árbol asegurando las mejores condiciones de luz, clima, suelo, drenaje, sombra, entre otros factores.
Recuerda sembrar siempre árboles sanos y realizar las podas de limpieza.
Cosecha
La recolección del fruto en un mismo árbol no debe ser total, sino parcial debido a que no todos los frutos maduran al mismo tiempo. Los frutos maduros deben tener la piel con el color de la variedad, es decir, en el caso de las manzanas el color rojo de esta variedad o verde.
Se debe hacer en el verano a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Es importante que uses unos guantes para evitar dañar los frutos, pues algunos de ellos son muy delicados.
Los frutos se arrancan con una ligera torsión y sin tirar de ellos ni presionarlos con los dedos. Además, el cesto que utilices para recolectar los frutos debe estar acolchado o forrado con una capa de cartón ondulado. De esta manera no se resienten ni reciben golpes durante el proceso.
5 árboles frutales que puedes cultivar en tu jardín
A continuación, encontrarás una ficha técnica de 5 árboles frutales que se categorizan en los tipos que te mencioné al inicio. Estos son drupas, pomos, frutos secos y frutos exóticos.
Un consejo es que trates de escoger aquellos frutales que sean autóctonos de la zona en la que vives, pues ya están adaptados a las condiciones climáticas y del suelo.
Claramente tienes la opción de sembrar frutales de otras regiones, pero debes garantizar las condiciones de dichas regiones. De esta manera no se verá afectado el árbol ni el entorno. Pues emplear invernaderos para este fin.
Avellano
Cerezo
Kiwi
Mandarino
Peral
Ahora ya conoces un poco más sobre estos maravillosos árboles, que además de ser una rica fuente de alimento, proporcionan un valor ornamental magnífico para tu jardín. No dejes pasar la oportunidad de sembrar un árbol frutal y poder experimentar cada fase de su desarrollo.
Ten en cuenta los aspectos que te expliqué a lo largo del blog y pon manos a la obra.